Fernando Pierucci es ingeniero químico, Jefe de ambiente de Quimiguay y docente en la nueva Diplomatura en Tratamiento de Residuos Peligrosos de la UTN. Desde allí analizó la actualidad del sector y la importancia de la agenda ambiental en los jóvenes y en la agenda pública.
Fernando Pierucci es un pilar dentro de Grupo Quimiguay. Comenzó a trabajar hace siete años, estuvo en Santa Cruz y ahora es Jefe de Ambiente en la planta de Enrique Carbó. Ingeniero Químico egresado de la UTN regional Córdoba, a sus 38 años aceptó el desafío de formar parte como docente de la primera Diplomatura en Tratamiento de Residuos Peligrosos en la UTN regional de Villa María. Se trata de una propuesta académica de vanguardia que apunta a brindar conceptos Teóricos y Prácticos a los profesionales de hoy y del mañana, para mejorar la gestión de los desechos generados por las industrias. Para nosotros en Grupo Quimiguay es motivo de orgullo, por eso conversamos con él para conocer más sobre este desafío.
¿Cómo llegaste al universo de los residuos?
Arranqué en Córdoba, en una pasantía como auditor dentro de la Secretaría de Ambiente de la provincia. Allí me tocó visitar muchos establecimientos generadores de residuos, plantas grandes y chicas. Para quien estudia ingeniería es algo interesante.
¿Y la propuesta de la Diplomatura en Tratamiento de Residuos Peligrosos?
Surge de un colega que trabajaba conmigo en Ambiente. Me resultó interesante la propuesta, y junto con otros dos colegas presentamos el proyecto a la Universidad. Ellos también comprendieron la necesidad de generar espacios donde se pueda capacitar en cuanto a este tema tan importante y acompañaron la iniciativa. A partir de ahí comenzamos a recolectar material teórico, casos de nuestra experiencia profesional. Se volvió un desafío personal muy importante.
¿Qué necesidad tenía el sector para plantear una diplomatura?
Notamos que no había nada específico, que dentro de la carrera se toca muy por encima lo relacionado a la gestión de residuos peligrosos, pero nada que lo aborde con la profundidad que requiere: Identificarlo, cómo transportarlo, a dónde va a ir a parar. Tenés carreras de ambiente, pero no de residuos. Quien produce residuos conoce únicamente del suyo y de cómo lo genera, pero el circuito termina ahí, no se interioriza en lo que pasa luego, cómo se gestiona, dónde llevarlo, qué soluciones requiere para evitar un impacto ambiental. Incluso si puede recuperarlo.
¿Cómo analizas la situación de la industria?
A título personal, veo que somos pocas empresas las que se dedican a la operación, ya sea tratamiento o disposición final. Muy pocas en relación con lo que se genera. Por suerte existen unidades generadores de residuos, porque eso significa que la actividad industrial y comercial se encuentra en movimiento. Pero en comparación contamos con pocas unidades operadoras que reciban dichos residuos. Eso nos hace pensar que hay mucho residuo que no se está gestionando de manera adecuada.
¿Y cuáles son las prácticas de quienes no acuden a profesionales?
Siempre termina siendo la más inadecuada, que es también la más económica. Vertederos a cielo abierto, rellenos sanitarios. No son destino para residuos peligrosos, pero no cabe duda de que terminan ahí. El aceite quemado, por citar un ejemplo, suele terminar cauces de agua. Con una buena gestión no solo evitas que llegue a un rio, con el impacto ambiental que genera, sino que lo recuperás y lográs que vuelva al mercado para reutilizarse. Nuevamente, y a título personal, estimo que tienen tratamiento apenas un 25% de los residuos peligrosos que se generan. Recorriendo la calle uno ve mucha actividad generadora pero que no está en el circuito, como talleres mecánicos o estaciones de servicio.
¿Cómo ampliar la oferta entonces?
Entiendo que debe ir de la mano con los controles. El problema central de la gestión de residuos es económico. Todas estas pequeñas empresas generadoras, no los gestionan por el costo que tienen. Aplicar energía para tratar un residuo siempre tiene costo económico aparejado, a veces tienen el gestor a 700 kilómetros, por ejemplo. Y la tarea de la parte gubernamental es no generar burocracias que desalienten la gestión.
¿Cuáles son las principales problemáticas del país a nivel residuos?
Para comenzar el nombre que se usa, es algo que menciono siempre. No es el más agradable para el público cuando se le mencionan “residuos peligrosos”, es difícil a veces habilitar plantas de “residuos peligrosos”. La comunidad no ve con buenos ojos por desconocimiento, le traen significados que no son tales. No son más que residuos comunes en la gestión domiciliaria. Los llamaría residuos especiales, no convencionales, industriales. También hay una controversia alrededor de cómo impulsar una economía circular. Lo concreto es que hace falta que proliferen más industrias que se dediquen al tema. Por ejemplo, una planta de tratamiento puede recuperar hasta el 85 por ciento de los residuos que recibe. Sin embargo, después se les hace difícil a las empresas del rubro ser aceptadas dentro de las comunidades, sufren trabas. Es decir, no se incentiva la aplicación efectiva de las medidas que hacen falta.
Las nuevas generaciones tienen el tema ambiental dentro de su agenda. ¿Creen que ahí hay una oportunidad para cambiar el foco que tienen como industria?
Creo que las generaciones nuevas nos ven con buenos ojos, entienden que hacen falta muchas más empresas operadoras que tomen el tema con la responsabilidad y el profesionalismo que requiere la situación. Se entiende la importancia de reciclar. Ahora, como te decía, esa acción implica una metodológica y una acción que generalmente es desconocida por el público. Todos quieren reciclar, pero no todos saben cómo. Qué procesos, en qué lugar, cómo se hace. Tenés grupos, con buenas intenciones, que terminan llevando prácticas que no son las adecuadas por desconocimiento. Creo que por suerte los jóvenes están un poco más curiosos, indagan más, no se quedan en la palabra reciclar. Ahondan en el proceso.
¿Y cuál fue la respuesta del sector público a estas demandas?
Vemos que ha crecido la preocupación en municipios. Están en agenda pública estos temas, lo que es una herramienta para que se adecue, se revalorice. En Quimiguay estamos hace veinte años como empresa y en los últimos tiempos hemos visto muchos avances en ese sentido, hay más controles por parte del sector público y una modernización en el sector privado. Estimo que llegara un punto en el cual vamos a ser vistos por la mayoría con buenos ojos.